Volví, así como vuelven *las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar.. Así volví.
Han sido días difíciles pero nada que no tenga solución, siempre es bueno ponerle un poco de drama a la vida, yo siempre me he caracterizado por ser una “drama queen” y lo disfruto mucho, y tengo que confesar que ayer estuve a punto de convertirme en la #ladylínea3deltrenligero; me cerraron ya todas las calles por dónde puedo (o sé irme de regreso al hogar) y sin avisar.
La verdad me puse un poco intensa, me molesta no la obra, no el beneficio, no el no poder pasar en el auto, en el camión o caminando, me molesta en realidad la poca visión para hacer las cosas, antes de cerrar calles e improvisar “vías alternas” deberían remozar las avenidas, de verdad la ciudad está hecha un asco, hay tantos hoyos y socavones cómo la palabra mariposa en una canción de Maná.
No por nada odio tanto a la #MalditaMilVecesMalditaLíneaTresdelTrenLigero. Pero el odio y el amor ya están sobrevalorados, o sí, o no, o ya ni sé.
Escuché por casualidad y no por gusto (que conste en el acta) una conversación en la que una jovencita contaba su triste historia de amor, la pobre tenía los ojos hinchados de tanto llorar, andaba por ahí vagando y tal cual como la muñeca fea se escondía por los rincones para lloriquear un poco y moquear sobre su tristeza, su discurso fue conmovedor, -¿por qué me deja así?, no tiene madre, después de todo lo que yo he hecho por él, soy buena mujer, le cocino comida especial, cuando se enfermó lo cuidé, le mentí a mis padres por él- mientras decía eso su respiración se agitaba y se ponía las manitas en la cara, así como cuando Pin Pon se lavaba su carita con agua y con jabón. -Le di todo y así me paga, ¿cómo olvidar cuando nos besamos bajo la lluvia?-
Yo no pude evitar mirarla de reojo, verla tan jovencita, tan desesperada, tan angustiada por algo que pasa todos los días, en todas partes y a todas la personas, sin excepción, sin importar la edad, el color, la raza, el nivel socio económico ni la latitud. El amor es o no es. No se quiere a las personas a medias, no se les quiere más o menos. Les les quiere completo y punto. Yo siempre digo, tonto aquel que está en el lugar que no desea haciendo lo que no ama. Aplíquelo a todo en la vida.
A propósito de ayer, fui invitada a una cata de vino de la Casa Valle Redondo Cu4tro Soles, el Cabernet Sauvignon simplemente exquisito, pero lo más divino fue coincidir con la anfitriona del evento quien en lo cortito hizo un reconocimiento a mi padre que hace dos días cumplió recién cinco meses de haber partido de la vida. Ella, de nombre Noemí me dijo que siempre que ve la película del Gran Pez, dirigida por Tim Burton, no puede evitar pensar que mi padre era como el personaje principal. Creo que tiene razón él siempre tuvo una anécdota que contar, una sonrisa para hacernos feliz y algo para compartir. Algún día les contaré de él.
Apenas es miércoles y ya quiero que sea sábado, tengo un pie hinchado cual tamal por una torcedora. Pero peor de torcida está mi vida y sigo adelante. Mientras vayan sacando las botas y por favor que no sean peluchitas.
#ElCapitánNoUsaBotaPeluchita
*Volverán las oscuras golondrinas de Gustavo Adolfo Bécquer.