Bitácora del Capitán – Verónica Ortega

• Con mucho calor

Nunca he negado mi gusto por consumir porquerías, por ejemplo, los frapuchinos del Starbucks, y hoy, siguiendo la moral en turno y más siguiendo a la burrada, fui al 2 x 1 -que por cierto termina el 7 de mayo- por un Cream con leche de soya sin crema batida -para mi, y un Frapuchino de café con crema sin chispas de chocolate para mi amiga Leticia.

Como toda buena oficinista, caminé por lo menos dos cuadras y media, que es la distancia entre mi lugar de trabajo y el establecimiento ese, al que ya nunca nadie en la vida iba a ir cuando nos amenazaron con poner un muro que íbamos a pagar nosotros.

Llegar ahí trajo consigo un par de consecuencias: se me hinchó un pie cual señora embarazada que retiene líquidos, el pie izquierdo me ha quedado como un tamal oaxaqueño y por otro lado, sudé, sudé y sudé tanto que llegué a la tiendita hipster de café como la señora que hace las gorditas frente al comal.

Pude salvarme del calor por unos breves minutos, por un momento pensé que serían más, pero los cajeros y los batidores de cafés, yogurs, cremas y chais trabajan con una velocidad impresionante, no permiten que la fila crezca mucho aún cuando te preguntan el tamaño, el tipo de leche, los ingredientes y casi casi, si quieres que te lo den en la boca, por lo tanto, fui expulsada de ahí con tal rapidez que todavía no me reponía yo del calorón.

Mi camino de regreso estuvo acompañado de un vientecillo jodón, ese que me levantó el vestidillo por lo menos unas tres veces, dos de las tres, pude hacer un movimiento rápido y detenerlo, en la tercera ya lo dejé volar, qué más da. Nada que no se haya visto antes.