Jacobo…
De lunes a viernes más o menos a las 10 de la noche por el llamado entonces “Canal de la gran familia mexicana”, era infaltable la cita para escuchar las crónicas sobre lo acontecido tanto en el país como en el extranjero durante las más recientes 24 horas.
Sin duda uno de los personajes más polémicos de la televisión mexicana de siempre. Criticado por su sometimiento al poder absoluto que ejercían en México tanto los gobiernos emanados del PRI como la única opción de televisión existente. Sin duda, la crítica se la ganó con toda justicia, puesto que en efecto, eventos como los del 2 de Octubre del 68 o el tristemente célebre halconazo de 1971 no tuvieron espacio en el noticiero que conducía Jacobo y otros acontecimientos como el levantamiento Zapatista fueron tratados con total deferencia para el gobierno en turno.
Sin embargo, como siempre, existen dos caras en cada moneda y el caso de Zabludovsky no podía ser de otra manera. Mientras para muchos de los mexicanos representa una de las peores eras de nuestro país por ese servilismo a favor del gobierno en turno, para otros, sus alumnos sobre todo, el recuerdo es el de un gran maestro del periodismo, de la narración, de la crónica, de la búsqueda de la noticia dondequiera que estuviera ésta, ensuciándose los zapatos como diría Fernando Schwartz.
Será que siempre es así ¿no es cierto? Cuando alguien se adelanta en el camino, se vuelve santo para unos y la representación del malo para otros. Así somos los seres humanos, que le vamos a hacer.
Debo confesar, que para este su segurísimo y atentísimo servidor, Jacobo Zabludovsky, era sol o sombra dependiendo de aquello sobre lo que nos estuviera contando. Sobre las noticias nacionales, sin duda, era una media mentira, siempre exaltando los logros, reales o no, del gobierno en turno y siempre soslayando las fallas, haciéndolas menos, justificándolas o sólo ignorándolas.
Pero cuando la crónica tenía un motivo cultural, deportivo o taurino (una de las grandes pasiones de Jacobo) hombre, era un verdadero deleite escucharle, un tipo con una cultura impresionante, vasta, rica, dueño de anécdotas maravillosas, como aquella en que cuando Gabriel García Márquez recibe el Premio Nobel de Literatura, la esposa del Escritor adquiere la réplica del premio y la obsequia al periodista y a su esposa.
Vivimos en un México distinto al de los años dorados de la dictadura priista. Ahora es complicado que exista una autocensura como la ejercida por la televisora que se ostentaba como soldado del Presidente de la República y los medios de difusión son tan diversos como nunca soñamos. Ojalá no exista más un “24 Horas” pero ojalá, los conductores actuales, hicieran lo posible por narrar con los recursos culturales de Jacobo, eso sin duda enriquecería nuestros espacios de entretenimiento electrónico. Creo, que buena falta nos hace.