Mons. Rafael Sandoval Sandoval, obispo de la Diócesis de Autlan.
Foto: Alejandro Rubio Beltrán.
SOBRE EL NUEVO OBISPO DE AUTLAN
No suelo hablar mucho de religión en espacios públicos. A final de cuentas, creo que la religión es un asunto privado y que atiende o deben atender a los asuntos de carácter espiritual puesto que hasta donde la entiendo, ese es su objeto social por decirlo de alguna manera.
Sin embargo, no me pude sustraer a comentar mi parecer sobre la llegada del nuevo Obispo de la diócesis de Autlán.
Estuve en la celebración realizada en Catedral en la cual el Pastor de marras, tomó posesión de “su” sede. Y vaya que fue impactante su homilía. No recuerdo en nuestras tierras en los años recientes, a un Jefe de la Iglesia con esas ganas, con esos deseos de retomar las bases que dieron forma y vida a la Iglesia Católica.
Me encantó esa manera de ponderar los preceptos de humildad, obediencia y caridad. Cualidades de las cuales, desde mi muy subjetivo punto de vista, muchos de nosotros como católicos (como leerán, incluyo no sólo a los religiosos) carecemos en buena medida.
No sé si llegará a cumplir su objetivo como Obispo, lo que si se, es que ojalá pusiéramos todos un poco de nuestra parte para retomar esos valores que se han diluido con las nuevas teorías filosóficas, éticas, con los avances tecnológicos, el hedonismo que acapara casi todas nuestras circunstancias y que han hecho que hayamos dejado por un lado la base simple de la sana convivencia humana: el Amor, el simple y puro Amor.
Por lo pronto, yo le agradezco al nuevo Obispo esa fuerza, ese convencimiento, esas palabras de esperanza y esa convicción de que debe cambiar la Iglesia y que el principal motor de cambio somos nosotros quienes la formamos.